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viernes, 28 de septiembre de 2018




           Este mundo de imágenes, de comparaciones, es lo que los hebreos definen con la palabra genérica mashal,  «semejanza», que en la biblia griega de los setenta será traducida como «parábola». En el Antiguo testamento se define como el simple proverbio, la sentencia de tipo enigmático, la narración llena de metáforas; en el  Nuevo Testamento encontraremos el término parábola en un sentido más concreto. Pronto llegamos a la claridad de que una parábola es una narración, breve, inventada, pero verosímil, tomada comúnmente de la naturaleza o de la vida, usada para expresar por su medio enseñanzas de la vida religiosa o moral.

            Podemos dividirlas en tres grupos: un primer bloque de ocho parábolas, se centran en el tema del reino de los cielos, y que fueron pronunciadas sin duda, en el ambiente campesino de Galilea y dentro del primer periodo de la vida de Jesús. La mayor parte se encuentran en San Mateo.

            En un segundo bloque predomina el tema de la misericordia. La parábola del Buen Samaritano, el amigo que llega a madia noche, el criado sin compasión, el rico insensato, la higuera estéril, el gran banquete, el hijo pródigo, el mayordomo astuto, el rico Epulón y el pobre Lázaro, el juez inicuo, el fariseo y el publicano, los obreros enviados a la  viña. Es el grupo más abundante y las parábolas más elaboradas literalmente con una mayor descripción de los personajes. La mayor parte de estas se encuentran en San Lucas.

            El tercero es de seis parábolas, pertenecen a la época más tardía de la vida de Cristo, en un ambiente típico de Judea. La de los diez talentos, de los dos hijos, los viñadores  homicidas, las bodas reales, las vírgenes prudentes y las necias y las minas. Son narraciones más dramáticas. Sus personajes se juegan la vida o el destino, textos que hablan del final de la vida.

            Las parábolas son narraciones fáciles de recordar. En ellas Jesús se muestra un artista incomparable, alcanza efectos poderosos por medios muy sencillos.

El número varía entre 35 y 72, varía por la dificultad de identificarlas. He aquí una lista aproximada:

1.     El hombre fuerte Mc 3,24-27; Mt 12,24-26; Lc 11,17-18; 21-22.
2.     El grano de mostaza, Mc 4,30-32; Mt 13,31-32; Lc 13,18-19.
3.     La Levadura, Mt 13,33; Lc 13-,20-21.
4.     La semilla que crece por sí sola, Mc 4,26-29.
5.     El Sembrador, Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8.
6.     La cizaña, Mt 13,24-30.
7.     El banquete, Lc 14,16-24; Mt 22,1-10.
8.     Los dos hijos, Mt 21,18-31.
9.     Los viñadores homicidas, Mc 12,1-9; Lc 20,9-16; Mt 21,33-41.
10. El hijo pródigo Lc 15, 11-32
11. La oveja perdida, Lc 15,4-7; Mt 18,12-14.
12. La dracma perdida, Lc 15,8-10.
13. Los dos deudores, Lc 7,36-50.
14. El siervo y el amo, Lc 17,7-10.
15. Los obreros de la viña, Mt,20,1-5.
16. El fariseo y el publicano, Lc 18,9-14.
17. Los niños en la plaza, Mt 11, 16-19; Lc 7,31-34.
18. El tesoro escondido, Mt 13,44.
19. La perla escondida, Mt, 13-45.
20. El siervo despiadado, Mt 18,21-35.
21. El buen samaritano, Lc 10,25-37.
22. Los dos litigantes, Mt 5,25-26; Lc 12,58-60.
23. El administrador astuto, Lc, 16,1-8.
24. Lázaro y el rico epulón, Lc 16,19-31.
25. El rico insensato, Lc 12,16-20.
26. La higuera estéril, Lc 13,6-8.
27. El portero que espera, Mc 13,33-36; Lc 12,35-38.
28. Constructor de una torre; Lc 24,28-30.
29. Rey que va a la guerra Lc 14.31–32.
30. Puerta ancha y angosta Mt 7.13–14; Lc 13.23–30.
31. Remiendo de paño nuevo Mt 9.16.
32. Vino nuevo en odres nuevos Mt 9.17; Mc 2.22; Lc 5.37–38.
33. Casa sobre arena o sobre roca Mt 7.24–29; Lc 6.47–49.34. El ladrón nocturno, Mt 24,43-44; Lc 12,39-40.
35. El siervo fiel, Mt 24,45-51; Lc 12,42-46.
36. Las diez vírgenes,  Mt 25,1-13.
37. El invitado sin traje nupcial, Mt 22, 11-14.
38. Los talentos/minas, Mt 25,14-30; Lc 19,11-27.
39. El amigo inoportuno, Lc 11,5-10.
40. La viuda obstinada, Lc 18,2-8.
41. La red, Mt 13,47.
42. Lámpara en lugar oculto Mt 5.15; Mc 4.21; Lc 8.16.

Las parábolas, por su variedad, por su originalidad, por sus enseñanzas, hablan de que su autor es un genio. Sería un engaño si se dijera que se compusieron lentamente y luego limadas o pulidas; al contrario, brotaron espontáneamente de la imaginación y de la inteligencia del Salvador, como ejemplos vivos, destinados a completar y corroborar su doctrina. Con fe y con atención acerquémonos a este gran tesoro que nos dejó Nuestro Señor.

miércoles, 18 de abril de 2018



"Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt 24,30). 
La cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos.
Hoy parecemos asistir a la desaparición progresiva del símbolo de la cruz. Desaparece de las casas, de las tumbas y desaparece sobre todo del corazón de muchos hombres y mujeres a quienes molesta contemplar a un hombre clavado en la cruz.
Esto no nos debe extrañar, pues ya desde el inicio del cristianismo San Pablo hablaba de falsos hermanos que querían abolir la cruz: "Porque son muchos y ahora os lo digo con lágrimas, que son enemigos de la cruz de Cristo" (Flp 3, 18).

Unos afirman que es un símbolo maldito; otros que no hubo tal cruz, sino que era un palo; y para otros el Cristo de la cruz es un Cristo impotente; hay quien enseña que Cristo no murió en la cruz. 
La cruz es símbolo de humillación, derrota y muerte para todos aquellos que ignoran el poder de Cristo para cambiar la humillación en exaltación, la derrota en victoria, la muerte en vida y la cruz en camino hacia la luz.
Jesús, sabiendo el rechazo que iba producir la predicación de la cruz, "comenzó a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho... ser matado y resucitar al tercer día. Pedro le tomó aparte y se puso a reprenderle: '¡Lejos de ti, Señor, ¡de ningún modo te sucederá eso!' Pero Él dijo a Pedro: ¡Quítate de mí vista, Satanás!¡...porque tus pensamientos no son de Dios, sino de los hombres!" (Mt 16, 21-23).

Pedro ignoraba el poder de Cristo y no tenía fe en la resurrección, por eso quiso apartarlo del camino que lleva a la cruz, pero Cristo le enseña que el que se opone a la cruz se pone de lado de Satanás.

Satanás el orgulloso y soberbio odia la cruz porque Jesucristo, humilde y obediente, lo venció en ella 
"humillándose a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz", y así transformo la cruz en victoria: "...por lo cual Dios le ensalzó y le dio un nombre que está sobre todo nombre" (Flp 2, 8-9).
Algunas personas, para confundirnos, nos preguntan: ¿Adorarías tú el cuchillo con que mataron a tu padre?

¡Por supuesto que no!

1º. Porque mi padre no tiene poder para convertir un símbolo de derrota en símbolo de victoria; pero Cristo sí tiene poder. ¿O tú no crees en el poder de la sangre de Cristo? Si la tierra que pisó Jesús es Tierra Santa, la cruz bañada con la sangre de Cristo, con más razón, es Santa Cruz.

2º. No fue la cruz la que mató a Jesús sino nuestros pecados. "Él ha sido herido por nuestras rebeldías y molido por nuestros pecados, el castigo que nos devuelve la paz calló sobre Él y por sus llagas hemos sido curados". (Is 53, 5). ¿Cómo puede ser la cruz signo maldito, si nos cura y nos devuelve la paz?
3º. La historia de Jesús no termina en la muerte. Cuando recordamos la cruz de Cristo, nuestra fe y esperanza se centran en el resucitado. Por eso para San Pablo la cruz era motivo de gloria (Gál 6, 14).

Nos enseña quiénes somos
La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y cuál es nuestra dignidad:
El madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. ¡Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu! 
El madero que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. 
Y el madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un destino común: el cielo, la vida eterna. La cruz nos enseña cuál es nuestra real identidad.
Nos recuerda el Amor Divino
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna". (Jn 3, 16). 
Pero ¿cómo lo entregó? ¿No fue acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos
(Jn 15, 13).

El demonio odia la cruz, porque nos recuerda el amor infinito de Jesús. Lee Gálatas 2, 20.

Signo de nuestra reconciliación
La cruz es signo de reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con los humanos y con todo el orden de la creación en medio de un mundo marcado por la ruptura y la falta de comunión.
La señal del cristiano

Cristo, tiene muchos falsos seguidores que lo buscan sólo por sus milagros. Pero Él no se deja engañar, (Jn 6, 64); por eso advirtió: "El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí" (Mt 7, 13).

Objeción: La Biblia dice: "Maldito el que cuelga del madero...".

Respuesta: Los malditos que merecíamos la cruz por nuestros pecados éramos nosotros, pero Cristo, el Bendito, al bañar con su sangre la cruz, la convirtió en camino de salvación.

El ver la cruz con fe nos salva
Jesús dijo: "como Moisés levantó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado (en la cruz) el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna"
(Jn 3, 14-15). Al ver la serpiente, los heridos de veneno mortal quedaban curados. Al ver al crucificado, el centurión pagano se hizo creyente; Juan, el apóstol que lo vio, se convirtió en testigo. Lee: Juan 19, 35-37.

Fuerza de Dios
"Porque la predicación de la cruz es locura para los que se pierden... pero es fuerza de Dios para los que se salvan" (1 Cor 1, 18),

como el centurión que reconoció el poder de Cristo crucificado. Él ve la cruz y confiesa un trono; ve una corona de espinas y reconoce a un rey; ve a un hombre clavado de pies y manos e invoca a un salvador. Por eso el Señor resucitado no borró de su cuerpo las llagas de la cruz, sino las mostró como señal de su victoria. Lee: Juan 20, 24-29.

Síntesis del Evangelio
Mientras que nosotros predicamos a un Cristo crucificado: es escándalo para los judíos (porque para ellos era un símbolo maldito) necedad para los gentiles (porque para ellos era señal de fracaso)
Hoy hay muchos católicos que, como los discípulos de Emaús, se van de la Iglesia porque creen que la cruz es derrota. A todos ellos Jesús les sale al encuentro y les dice: ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? Lee: Lucas 24, 25-26. La cruz es pues el camino a la gloria, el camino a la luz. El que rechaza la cruz no sigue a Jesús. Lee: Mateo 16, 24
Nuestra razón, dirá Juan Pablo II, nunca va a poder vaciar el misterio de amor que la cruz representa, pero la cruz sí nos puede dar la respuesta última que todos los seres humanos.

martes, 17 de abril de 2018


Cada año varían las fechas del Jueves Santo, Viernes Santo, sábado de Gloria y Domingo de Resurrección, ¡y existe una razón histórica para ello!

Para los católicos, la Semana Santa es la celebración más importante del calendario litúrgico porque se recuerda la resurrección de Jesús. De hecho, durante los tres primeros siglos de la fe era la única fiesta que se celebraba.

El origen de la fecha se debe a que la muerte de Cristo ocurrió cerca de la Pascua Judía. Los Evangelios se refieren a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena, cuando Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fiesta en la que los judíos recordaban su salida de Egipto.

Los judíos, de acuerdo con sus normas, deben renovar cada año esta celebración el día 15 del mes de Nisán, que empieza con la primera luna nueva de primavera.

Luna llena
Con el paso del tiempo, y aunque algunas regiones en el mundo se resistían, la Iglesia comenzó a unificar la fecha de la Pascua. Desde el I Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, la Semana Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del equinoccio primaveral (alrededor del 21 de marzo).
Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía, pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esta costumbre, al menos en Occidente. Así el Domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días, entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Las fechas de Pascua se repiten en un periodo de 5.7 millones de años y en ese intervalo de tiempo la fecha más frecuente es el 19 de abril. La mayoría de las veces la Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril.
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lunes, 16 de abril de 2018


¿Cuánto dura la presencia de Cristo en la Eucaristía?


Asimismo, cuando lo recibimos en la comunión
¿Cuánto tiempo permanece Cristo dentro de nosotros?


Sabemos que en el altar, al momento de la consagración, la hostia y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Pero 
1. ¿Cuánto tiempo permanece su presencia en ellos? Asimismo, cuando lo recibimos en la comunión 
2.  ¿Cuánto tiempo permanece Cristo dentro de nosotros? 

En cada pedazo de la hostia consagrada y en cada gota del vino consagrado está Cristo completo, es decir, todo su Cuerpo, su Sangre, alma y divinidad. 

Por lo tanto, cada que comulgamos, recibimos al mismo Cristo vivo y resucitado. Así lo confirma el Catecismo de la Iglesia Católica al decir: “En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están “contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero” (1374)

De tal manera que al fraccionar la Hostia consagrada no es que se divida a Cristo, ya que hasta en la más pequeña partícula de la Hostia está Cristo con todo su Cuerpo y su Sangre. 

Lo mismo al recibir el vino en el cáliz, no es solamente la Sangre de Cristo, sino que es el Señor en toda su persona divina. “Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo” (CCE 1377).


Hora bien, la presencia real de Cristo en la Eucaristía permanece desde la consagración del pan y del vino, hasta que duren las especies que sirvieron para su ofrecimiento, o se disuelven a través del estómago, la presencia física de Jesús deja de estar.


Se pudiera decir que son aproximadamente entre 10 y 15 minutos los que dura la presencia física de Jesús dentro de nosotros. El que ya no esté en su presencia real y verdadera, no quiere decir que Cristo nos abandone. Sigue presente en nuestra alma, habita en nosotros, en unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de manera real.
Al reconocer que es Cristo en cuerpo y alma a quien recibimos, es necesario que preparemos también nuestro cuerpo ya que no es un alimento ordinario.
Por lo tanto, por respeto a su presencia dentro de nosotros, el Código de Derecho Canónico nos dice cómo debemos prepararnos: “Quien vaya a recibir la santísima Eucaristía, ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la sagrada comunión, a excepción sólo del agua y de las medicinas” (919).

Asimismo, no debemos comer ningún alimento de manera inmediata luego de haber comulgado, hasta que haya pasado el tiempo prudente para que se disuelva totalmente la Hostia dentro de nuestro organismo.
Qué triste es ver a tantos que después de recibir a nuestro Señor permanecen como si hubiesen recibido un simple trozo de pan. Hagamos el compromiso de vivir con piedad y cuidado ese momento de la comunión. Deleitémonos en comerlo, platiquemos con Él desde el corazón.


Al comulgar al Señor nos convertimos en sagrarios vivientes, dentro de nosotros está el mismo cielo; por lo tanto, debemos aprovechar ese momento tan especial para adorar y conversar con aquel que nos ama y que ha decidido vivir en ti y en mí.

jueves, 2 de noviembre de 2017




¿Podríamos preguntarnos si los demonios y los espíritus malignos son reales? La Iglesia nos da una respuesta autorizada en el Catecismo de la Iglesia Católica:

"Satanás o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos que se han rehusado libremente a servir a Dios y a su plan. Su elección contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios". (CIC 414)

Si en alguna ocasión te has pregunta si los demonios son solo una noción pasada de moda en la que la gente moderna inteligente no cree en la actualidad, o simplemente una convención literaria, entonces déjame decirte que te podría interesar leer un par de libros espeluznantes llamados: "Entrevista con un exorcista: Una mirada del iniciado al demonio, la posesión demoníaca y el camino a la liberación" por el padre. José Antonio Fortea y otro también titulado: "Un exorcista cuenta su historia" por el fallecido Padre Gabriele Amorth.

Estos libros son encuentros muy reveladores en vivo con demonios hoy por fuentes creíbles (es decir, sacerdotes exorcistas) y dan mucha información sobre cómo protegernos de los espíritus malignos y lo que los demonios pueden y no pueden hacer.

Aquí en la tierra, estamos en plena guerra espiritual, y tiene sentido conocer un poco más sobre nuestros enemigos espirituales para que podamos estar mejor preparados para combatirlos (sin realmente enfocarnos en ellos, o estar obsesionados, o demasiado asustados de ellos o culparlos de todo)

 Por ejemplo:

-        ¿Sabías que los ángeles y los demonios no pueden leer nuestros pensamientos a menos que dirijamos nuestra atención hacia ellos con la idea de comunicarnos con ellos?

-        ¿Sabías que hay personas que están poseídas hoy y qué es lo que se necesita para conseguir la liberación de esos espíritus malignos, maldiciones, etc.?

-        ¿Sabías que hay otras formas de opresión demoníaca además de la posesión?
Algunas cosas muy peligrosas en la que no debemos adentrarnos y evitar a toda costa incluyen hechizos, hechicería, maldiciones, brujería, tabla Ouija, sesiones de espiritismo y todo lo que tenga que ver con el ocultismo.


 Este tipo de cosas, algunas de ellas hechas inocentemente en fiestas infantiles, no solo están estrictamente prohibidas por la fe católica, sino que son muy peligrosas, ya que abren las puertas a espíritus demoníacos, que son muy reales.

Por favor, nunca permitas que tus niños / adolescentes asistan a fiestas (especialmente populares en fiestas de pijamas) donde hay sesiones de espiritismo y ouija y/o juegos con hechizos y brujería.

Pregunte de antemano qué es lo que se hará en ese tipo de reuniones antes de permitir que sus hijos asistan a fiestas.

Veamos qué nos dice el Catecismo de la Iglesia sobre la Adivinación y Magia

CIC n° 2115: "Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad".

CIC n° 2116:  "Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios".

CIC n° 2117: "Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo - aunque sea para procurar la salud -, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo".


¿Por qué se siente atracción por la brujería y/o prácticas ocultas?La respuesta, suele ser que se busca algún tipo de poder, control o algún tipo de conocimiento oculto del otro mundo o del futuro... en otras palabras, tener algo del poder que generalmente le pertenece a Dios. Esta es una tentación.
La serpiente en el Jardín del Edén tentó a Eva y dijo: "...seréis como dioses..." (Génesis 3,5); sin embargo, al hacer lo que dijo el demonio, ella no se volvió como Dios, sino que perdió todas las bendiciones de Dios.

La realidad es que somos criaturas y mientras que Dios nos dio algo de poder, es limitado y dependemos de Dios por todo lo que somos y tenemos.


Protección de los Ángeles buenos

Los ángeles buenos también existen, y son conocidos como nuestros ángeles guardianes. San Miguel, el Arcángel y los otros ángeles buenos luchan contra Satanás y los espíritus malignos.

El nombre "Miguel" significa "¿quién es como Dios?" (lo que implica que nadie es como Dios en contra de la tentación de Satanás). Nuestro ángel guardián nos ayuda a protegernos de los peligros espirituales y naturales.

Si te interesan las películas de terror, los fantasmas y los duendes y quieres la historia real sobre demonios, etc., podrías estar interesado en leer relatos de primera mano y conclusiones de los dos sacerdotes católicos exorcistas mencionados anteriormente, ya que a veces la verdad es aún más extraña y más aterrador que la ficción.

Sin embargo, si nos mantenemos en la gracia de Dios, realmente no tenemos nada que temer, ya que el demonio no puede obligarnos a pecar. Dios limita el poder que el demonio tiene sobre nosotros, y no se nos permite ser tentados más de lo que Dios nos da la gracia para resistir.

El demonio solo puede hacer lo que Dios le permite o le permitimos que haga. Rehúsate a cooperar voluntariamente con él y a abrirles las puertas a espíritus malignos mediante prácticas ocultas. Realmente hay un infierno y espíritus malignos, y no queremos pasar la eternidad allí, así que no tengamos nada que ver con lo oculto mientras estamos aquí en la tierra.